La música colombiana ha tenido grandes exponentes que han marcado generaciones con su talento y creatividad. Sin embargo, «Coqueta» de Feizar Orjuela, conocido como Heredero, ha irrumpido en la escena con un sonido repetitivo, aburridor y cansón, convirtiéndose en una de las canciones más criticadas del momento.

Este intento de música carranguera no solo carece de calidad artística, sino que representa lo más básico y monótono de la producción musical actual. Su ritmo simplista y su letra poco elaborada la han transformado en un fenómeno de burla y saturación en redes sociales. Lejos de ser una innovación, «Coqueta» es vista por muchos como una muestra de cómo la mediocridad puede alcanzar notoriedad.

A pesar de sus millones de reproducciones y un remix con Jessi Uribe, esta canción se ha convertido en el símbolo de la fatiga auditiva, sonando de manera insistente y desgastante. En lugar de aportar algo nuevo a la escena musical colombiana, solo ha conseguido dividir opiniones y generar agotamiento entre los oyentes.

«Coqueta» no es una representación de la riqueza cultural de Colombia, sino un reflejo de cómo ciertos sectores del entretenimiento pueden impulsar contenido carente de creatividad y profundidad. Si algo ha dejado en claro esta canción es que el impacto mediático no siempre es sinónimo de calidad.

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