¿Te has detenido alguna vez a pensar en esas horas que pasas con los ojos cerrados, inmerso en el descanso? A menudo, vemos el sueño como un simple ‘apagar’ del cuerpo para recargar energías, un paréntesis necesario entre las actividades del día. Pero la ciencia, esa curiosa y persistente exploradora de los misterios de la vida, nos está revelando algo mucho más profundo, algo que redefine por completo nuestra comprensión del bienestar: tu salud, esa fuerza vital que te permite vivir plenamente, comienza realmente al dormir.

No es una simple recarga; es una transformación, una reparación activa, un proceso sofisticado orquestado por la naturaleza para mantenernos sanos, resilientes y listos para enfrentar el mundo. En el PERIÓDICO PRO INTERNACIONAL, amamos traerles información que ilumine sus vidas, que les brinde el conocimiento para tomar las riendas de su salud y su futuro. Y hablar del sueño desde la perspectiva de la ciencia es abrir una puerta a un entendimiento que tiene el poder de cambiar la forma en que vivimos.

Piensa en tu cuerpo y tu mente no solo como una máquina, sino como un ecosistema increíblemente complejo y dinámico que necesita ciclos de actividad y restauración para funcionar óptimamente. El sueño no es el ‘apagado’; es un estado de trabajo intenso pero silencioso, donde se realizan tareas cruciales que simplemente no pueden llevarse a cabo mientras estás despierto. Vamos a sumergirnos en lo que la ciencia nos está mostrando, cómo desvela los secretos de este proceso nocturno y por qué priorizar tu descanso es, sin exagerar, invertir en tu vida.

La Limpieza Profunda del Cerebro: El Sistema Glifático

Durante años, los científicos se preguntaron cómo el cerebro, ese órgano que consume tanta energía y genera subproductos metabólicos, se deshacía de sus desechos. No tiene un sistema linfático tradicional como el resto del cuerpo. La respuesta, fascinantemente, llegó con la investigación sobre el sueño. Estudios pioneros, utilizando técnicas de imagen avanzadas en modelos animales y, progresivamente, confirmados en humanos, revelaron la existencia del sistema glifático. Imagina un sistema de plomería microscópica que recorre tu cerebro, utilizando el líquido cefalorraquídeo para lavar y eliminar toxinas.

La ciencia ha demostrado, con imágenes que casi parecen arte futurista de los intrincados caminos neuronales, que este sistema glifático es significativamente más activo durante el sueño profundo. Es como si tu cerebro esperara a que bajaras la guardia para activar su modo de «limpieza nocturna». Durante el sueño, el espacio entre las células cerebrales aumenta en tamaño, permitiendo que el líquido cefalorraquídeo fluya más libremente y arrastre consigo productos de desecho potencialmente dañinos, incluyendo la proteína beta-amiloide, que está implicada en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

El *cómo* lo revela la ciencia es tan apasionante como el descubrimiento en sí. Se han utilizado técnicas de resonancia magnética funcional (fMRI) para observar el flujo de fluidos en el cerebro durante diferentes estados de conciencia. La optogenética, una técnica que usa luz para controlar neuronas genéticamente modificadas, ha permitido a los investigadores activar o desactivar neuronas específicas y observar su impacto en el sueño y la actividad glifática en modelos animales. Estos métodos no solo confirman la existencia y la función del sistema glifático, sino que demuestran *cuándo* y *cómo* es más eficiente: durante el sueño. Esto subraya una de las primeras y más fundamentales formas en que tu salud neurológica comienza al dormir: mediante una limpieza esencial que previene la acumulación de «basura» molecular.

Consolidación de la Memoria y Aprendizaje: El Archivo Nocturno

¿Alguna vez has estudiado algo intensamente antes de un examen y luego, después de una buena noche de sueño, sentiste que la información estaba más clara en tu mente? No es casualidad. Otra área donde la ciencia del sueño ha hecho descubrimientos monumentales es en su papel en la consolidación de la memoria y el aprendizaje.

Mientras duermes, tu cerebro no está inactivo; está trabajando arduamente para procesar y organizar la información que adquiriste durante el día. Los estudios de electroencefalografía (EEG), que miden la actividad eléctrica del cerebro, muestran patrones específicos de ondas cerebrales durante las diferentes etapas del sueño (sueño ligero, sueño profundo, sueño REM o de movimientos oculares rápidos). Se ha observado que durante el sueño profundo, hay una especie de «reproducción» de las secuencias de actividad neuronal que ocurrieron durante el aprendizaje en vigilia. Es como si tu cerebro estuviera revisando las grabaciones del día, decidiendo qué guardar y dónde almacenarlo de forma eficiente.

La investigación molecular también aporta piezas clave a este rompecabezas. Se ha descubierto que durante el sueño se fortalecen las conexiones sinápticas entre neuronas (plasticidad sináptica) en áreas del cerebro como el hipocampo y la corteza cerebral, que son cruciales para la memoria. Proteínas específicas y procesos genéticos se activan durante el sueño para facilitar esta reestructuración. La privación del sueño, por otro lado, interfiere con estos procesos a nivel celular y molecular, dificultando la formación de nuevas memorias y el recuerdo de las existentes.

La ciencia nos muestra, mediante la observación directa de la actividad cerebral y el análisis de los mecanismos moleculares subyacentes, que el sueño es el «archivo» de tu cerebro. Es el momento en que el aprendizaje se cimenta, las experiencias se integran y tu capacidad cognitiva se prepara para el día siguiente. Una mente sana y perspicaz depende, en gran medida, de un sueño reparador.

Regulación Hormonal: El Maestro de Orquesta Nocturno

El sueño ejerce una influencia profunda sobre el sistema endocrino, el conjunto de glándulas que producen hormonas que regulan casi todas las funciones corporales, desde el crecimiento y el metabolismo hasta el estado de ánimo y la respuesta al estrés. La ciencia ha documentado ampliamente esta conexión, demostrando cómo la calidad y cantidad del sueño impactan directamente en el equilibrio hormonal.

Considera la hormona del crecimiento. En niños y adolescentes, la mayor parte de la producción de esta hormona ocurre durante el sueño profundo. Es literalmente mientras duermen que están creciendo y reparando tejidos. En adultos, la hormona del crecimiento sigue siendo importante para la reparación celular y el mantenimiento muscular, y su liberación también está fuertemente ligada al sueño profundo. Los estudios que miden los niveles hormonales a lo largo del día y la noche, correlacionándolos con las etapas del sueño monitorizadas en laboratorios, han sido fundamentales para desvelar estos ritmos.

Otro ejemplo crucial es la regulación de las hormonas del apetito: grelina (que estimula el apetito) y leptina (que lo suprime). La investigación ha demostrado consistentemente que la falta de sueño interrumpe el equilibrio de estas hormonas, aumentando los niveles de grelina y disminuyendo los de leptina. Esto explica por qué las personas privadas de sueño a menudo sienten más hambre, particularmente antojos de alimentos ricos en calorías y carbohidratos, lo que puede contribuir al aumento de peso y al riesgo de obesidad.

El cortisol, la hormona del estrés, también sigue un ritmo circadiano influenciado por el sueño. Normalmente, los niveles de cortisol son bajos durante la noche y aumentan por la mañana para ayudarte a despertar. La privación crónica del sueño puede alterar este patrón, manteniendo los niveles de cortisol elevados, lo que tiene efectos perjudiciales en la salud a largo plazo, incluyendo la supresión del sistema inmunológico y el aumento de la inflamación.

La ciencia utiliza análisis de sangre y saliva para medir los niveles hormonales en diferentes condiciones de sueño, así como estudios genéticos y moleculares para entender cómo los genes que regulan la producción y respuesta hormonal son influenciados por el ciclo sueño-vigilia. Esta evidencia contundente nos dice que el sueño es un maestro de orquesta hormonal, dirigiendo sinfonías químicas que impactan cada rincón de tu fisiología. Un descanso adecuado mantiene esta orquesta afinada, promoviendo un equilibrio hormonal esencial para la salud metabólica, el crecimiento y la gestión del estrés.

Reparación Celular y Renovación Tisular: La Fábrica Nocturna

Tu cuerpo es un sitio de construcción constante, reparando el desgaste diario y renovando células. Gran parte de este trabajo vital ocurre mientras duermes. La ciencia ha identificado que el sueño es un período crítico para procesos como la síntesis de proteínas, la reparación del ADN y la regeneración de tejidos.

A nivel celular, durante el sueño, se activan vías moleculares específicas que están menos activas o inactivas durante la vigilia. Por ejemplo, la investigación en biología molecular ha demostrado que la expresión de ciertos genes relacionados con la reparación del ADN aumenta durante el sueño. El daño al ADN ocurre constantemente debido a procesos metabólicos normales y a la exposición a factores ambientales. Dormir permite que los mecanismos de reparación del ADN trabajen de manera más eficiente, minimizando el riesgo de mutaciones que podrían llevar a enfermedades, incluido el cáncer.

Además, el sueño es crucial para la salud muscular y la recuperación. Después del ejercicio, los músculos necesitan repararse y crecer, un proceso que ocurre predominantemente durante el descanso. Los estudios de fisiología han mostrado que el sueño adecuado optimiza la síntesis de proteínas musculares y reduce los marcadores de daño muscular e inflamación.

La piel, el órgano más grande del cuerpo, también se beneficia enormemente del sueño. Durante la noche, la tasa de renovación celular de la piel se duplica en comparación con el día. Los estudios en dermatología han demostrado que la privación crónica del sueño acelera los signos de envejecimiento de la piel y reduce su capacidad para recuperarse de daños ambientales.

La ciencia observa estos procesos utilizando técnicas de microscopía avanzada, análisis genéticos y proteómicos que identifican qué genes y proteínas están activos durante el sueño y cómo impactan en la función celular y tisular. También se realizan estudios clínicos que comparan la recuperación y la regeneración en personas con patrones de sueño saludables frente a aquellas con privación de sueño. Lo que estos estudios revelan es claro: el sueño es tu fábrica interna de reparación y renovación, trabajando incansablemente para mantener tus células y tejidos en óptimas condiciones.

El Sistema Inmunológico: El Vigía Nocturno

Quizás uno de los descubrimientos más impactantes de la ciencia del sueño en las últimas décadas es su profunda conexión con el sistema inmunológico. Tu capacidad para defenderte de infecciones y enfermedades depende, en gran medida, de cuánto y qué tan bien duermes.

La investigación inmunológica ha mostrado que, durante el sueño, el sistema inmunológico realiza tareas clave. Por ejemplo, la producción de citocinas, que son proteínas pequeñas pero poderosas que actúan como mensajeros en la respuesta inmunitaria, es particularmente activa durante el sueño. Algunas citocinas son proinflamatorias y ayudan al cuerpo a combatir infecciones, mientras que otras son antiinflamatorias y ayudan a promover la curación. El equilibrio adecuado de estas citocinas es crucial, y el sueño ayuda a mantenerlo.

Los estudios también han demostrado que la actividad y la memoria de las células inmunitarias, como los linfocitos T (células que identifican y destruyen patógenos), se ven afectadas por el sueño. Cuando estás bien descansado, tu cuerpo es más capaz de montar una respuesta inmunitaria robusta a las vacunas, lo que indica que el sueño es fundamental para construir «memoria inmunitaria». Por el contrario, la privación del sueño debilita la respuesta inmunitaria, haciéndote más susceptible a resfriados, gripe y otras infecciones.

¿Cómo lo sabe la ciencia? Mediante estudios en laboratorios de sueño donde se monitoriza a voluntarios, se toman muestras de sangre en diferentes momentos y se analizan los niveles de células inmunitarias, citocinas y otros marcadores de la función inmunitaria. Se han realizado experimentos controlados donde se restringe el sueño y luego se expone a los participantes a un virus (como el del resfriado común) para ver quién se enferma y con qué gravedad. Los resultados son inequívocos: menos sueño significa un sistema inmunológico más débil.

El sueño es, pues, el momento en que tu sistema inmunitario se fortalece, se organiza y se prepara para la defensa. Es tu vigía nocturno contra las amenazas a la salud. Priorizar el sueño es darle a tu cuerpo la mejor oportunidad de luchar y mantenerse sano.

Salud Cardiovascular y Metabólica: El Regulador Silencioso

La ciencia también ha trazado vínculos claros entre el sueño y la salud de tu corazón y tu metabolismo. La falta crónica de sueño es un factor de riesgo reconocido para una serie de condiciones crónicas, incluyendo la hipertensión arterial, la enfermedad cardíaca, el accidente cerebrovascular, la diabetes tipo 2 y la obesidad.

Durante el sueño, la presión arterial y la frecuencia cardíaca suelen disminuir, dando un descanso muy necesario al sistema cardiovascular. La privación del sueño interrumpe este patrón, manteniendo la presión arterial y la frecuencia cardíaca elevadas durante períodos más largos, lo que ejerce una tensión adicional sobre el corazón y los vasos sanguíneos con el tiempo. Los estudios epidemiológicos, que rastrean la salud de grandes poblaciones a lo largo de años, han demostrado consistentemente que las personas que reportan dormir menos de 6-7 horas por noche tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar enfermedades cardiovasculares.

En cuanto a la salud metabólica, además del impacto en las hormonas del apetito (grelina y leptina) que mencionamos, el sueño juega un papel crítico en la regulación de la glucosa en sangre y la sensibilidad a la insulina. Estudios científicos han mostrado que tan solo una noche de privación parcial del sueño puede disminuir la sensibilidad a la insulina de las células. Esto significa que las células responden menos eficazmente a la insulina, la hormona que ayuda a transportar la glucosa desde la sangre a las células para obtener energía. Con el tiempo, esta resistencia a la insulina puede llevar a niveles elevados de glucosa en sangre y eventualmente a la diabetes tipo 2.

La investigación sobre el metabolismo del sueño se basa en estudios controlados donde se mide la glucosa en sangre, la insulina y otros marcadores metabólicos después de diferentes duraciones de sueño. También se utilizan técnicas de imagen para evaluar la acumulación de grasa y la función de órganos metabólicos como el hígado y el páncreas en relación con los patrones de sueño. La evidencia es concluyente: el sueño es un regulador silencioso pero poderoso de tu salud cardiovascular y metabólica. Un descanso adecuado es una estrategia preventiva fundamental contra algunas de las enfermedades crónicas más prevalentes de nuestro tiempo.

Salud Mental y Bienestar Emocional: El Restaurador Psicológico

El impacto del sueño en tu estado de ánimo, tu capacidad para manejar el estrés y tu salud mental general es profundo. ¿Quién no ha experimentado la irritabilidad o la dificultad para concentrarse después de una mala noche de sueño? Pero la ciencia va más allá de la simple fatiga o mal humor.

La investigación en neurociencia y psicología ha demostrado que el sueño, especialmente el sueño REM, es crucial para el procesamiento emocional. Durante el sueño REM, la actividad en la amígdala, la región del cerebro asociada con las emociones, es alta, mientras que la conexión con la corteza prefrontal, la parte «racional» del cerebro, es menor. Se cree que esto permite que el cerebro reprocese las experiencias emocionales del día en un estado más seguro y regulado, lo que ayuda a «suavizar» el impacto emocional de los eventos negativos.

La privación del sueño, por otro lado, exacerba la reactividad de la amígdala a los estímulos negativos y disminuye la capacidad de la corteza prefrontal para modular esta respuesta. Esto puede llevar a una mayor reactividad emocional, dificultad para manejar el estrés y un mayor riesgo de trastornos del estado de ánimo como la ansiedad y la depresión. Estudios que utilizan fMRI para observar la actividad cerebral en respuesta a imágenes emocionales después de diferentes cantidades de sueño han proporcionado evidencia visual de estos efectos.

Además, el sueño es vital para la función cognitiva ejecutiva: la capacidad de planificar, tomar decisiones, resolver problemas y mantener la atención. Los estudios de rendimiento cognitivo después de la privación del sueño muestran deterioros significativos en estas áreas, destacando cómo el descanso nocturno restaura y optimiza la función cerebral a un nivel fundamental.

La ciencia, a través de la neuroimagen, las evaluaciones neuropsicológicas y los estudios longitudinales que rastrean la salud mental a lo largo del tiempo en relación con los patrones de sueño, confirma que el sueño es un restaurador psicológico esencial. Dormir bien no es un lujo; es una necesidad para mantener tu equilibrio emocional, tu resiliencia mental y tu capacidad para navegar por los desafíos de la vida con claridad y calma.

Cómo la Ciencia Nos Guía Hacia un Mejor Sueño: La Higiene del Sueño

Dado el peso de la evidencia científica sobre el papel central del sueño en nuestra salud, la pregunta obvia es: ¿cómo podemos optimizarlo? La ciencia no solo nos dice por qué el sueño es importante, sino que también nos ofrece pautas basadas en la investigación para mejorarlo. Esto es lo que conocemos como «higiene del sueño».

Las recomendaciones de higiene del sueño no son meros consejos de abuela; están fundamentadas en estudios sobre los ritmos circadianos, la fisiología del sueño y el comportamiento humano. Por ejemplo:

* Mantén un horario regular de sueño: Acostarse y levantarse a la misma hora todos los días, incluso los fines de semana, ayuda a regular tu reloj biológico interno (ritmo circadiano). La ciencia de la cronobiología demuestra que la consistencia en el ciclo sueño-vigilia fortalece las señales que regulan el sueño y la vigilia, llevando a un sueño más profundo y reparador. Los estudios de melatonina, la hormona que induce el sueño, muestran que su patrón de liberación es más estable con un horario regular.
* Crea un ambiente propicio para el sueño: Un dormitorio oscuro, silencioso y fresco es ideal. La investigación ha demostrado que la luz (especialmente la luz azul de las pantallas) suprime la producción de melatonina, dificultando la conciliación del sueño. El ruido puede interrumpir las etapas profundas del sueño, mientras que una temperatura ambiente fresca favorece la disminución de la temperatura corporal central necesaria para un sueño de calidad.
* Evita la cafeína y el alcohol antes de acostarte: La ciencia de la farmacología explica que la cafeína es un estimulante que bloquea la adenosina, una sustancia química que promueve el sueño. El alcohol, aunque inicialmente puede inducir somnolencia, interrumpe las etapas posteriores del sueño, especialmente el sueño REM, y puede causar despertares nocturnos.
* Limita las siestas largas o tardías: Siestas cortas (20-30 minutos) pueden ser reparadoras, pero las siestas largas o las que se toman cerca de la hora de acostarse pueden interferir con la capacidad de quedarse dormido por la noche. Los estudios de polisomnografía (el estudio integral del sueño) muestran cómo las siestas impactan en la «presión de sueño» acumulada durante el día.
* Establece una rutina relajante antes de dormir: Actividades como leer, bañarse o meditar envían señales a tu cuerpo de que es hora de relajarse y prepararse para dormir. La ciencia de la psicofisiología ha demostrado que estas rutinas pueden reducir la activación del sistema nervioso simpático (respuesta de «lucha o huida») y promover el sistema parasimpático («descansar y digerir»), facilitando el inicio del sueño.
* Evita las pantallas antes de dormir: La luz azul emitida por teléfonos, tabletas y computadoras interfiere con la producción de melatonina y activa el cerebro. La investigación sobre la exposición a la luz y el sueño ha cuantificado este efecto, demostrando que incluso breves periodos de exposición pueden tener un impacto significativo.
* Haz ejercicio regularmente, pero no justo antes de acostarte: La actividad física regular mejora la calidad del sueño al reducir el estrés y la ansiedad y al aumentar el tiempo en sueño profundo. Sin embargo, el ejercicio intenso justo antes de dormir puede ser estimulante. Los estudios sobre el ejercicio y el sueño sugieren que el momento óptimo para hacer ejercicio para mejorar el sueño es por la mañana o temprano en la tarde.

Estas son solo algunas de las pautas de higiene del sueño respaldadas por la ciencia. Implementarlas no es una fórmula mágica instantánea, pero es un camino basado en la evidencia para optimizar el proceso biológico fundamental del sueño.

El Futuro de la Ciencia del Sueño: Un Horizonte Visionario

La ciencia del sueño es un campo en constante evolución, y el futuro promete descubrimientos aún más asombrosos. Estamos en la cúspide de una era donde la tecnología y la biología se fusionan para ofrecer una comprensión y una capacidad de intervención sin precedentes en el sueño.

La investigación futura se centra en desentrañar las complejidades genéticas y moleculares que subyacen a los trastornos del sueño, lo que podría llevar a terapias más personalizadas y efectivas. El desarrollo de dispositivos portátiles (wearables) cada vez más sofisticados, equipados con sensores de alta precisión, permitirá a las personas monitorear su sueño con gran detalle fuera del laboratorio, recopilando datos masivos que alimentarán nuevas investigaciones y conocimientos a nivel poblacional e individual.

La neurociencia está explorando la posibilidad de mejorar la calidad del sueño mediante técnicas de estimulación cerebral no invasivas, como la estimulación transcraneal con corriente alterna (tACS) o la estimulación transcraneal con corriente directa (tDCS), dirigidas a potenciar las ondas cerebrales asociadas con el sueño profundo y la consolidación de la memoria. Aunque estas técnicas aún están en etapas tempranas de investigación, representan un futuro donde podríamos «sintonizar» nuestro sueño para optimizar funciones específicas.

Además, hay un interés creciente en el estudio del microbioma intestinal y su conexión bidireccional con el sueño, así como en el desarrollo de terapias conductuales digitales para los trastornos del sueño, accesibles a través de aplicaciones móviles.

La visión futurista es un mundo donde el sueño ya no es un misterio o una batalla, sino un pilar de salud completamente comprendido y optimizado, personalizado para las necesidades biológicas únicas de cada individuo, gracias a la convergencia de la genética, la neurociencia, la tecnología de sensores y la inteligencia de datos. Esto no es ciencia ficción; es la dirección a la que nos apuntan las investigaciones más punteras hoy.

Tu Poder Comienza al Dormir

Después de este viaje por lo que la ciencia nos revela sobre el sueño, queda claro que subestimar su importancia es pasar por alto una de las fuerzas más poderosas y accesibles para tu bienestar. Tu salud no es solo lo que comes o cuánto te ejercitas; es, fundamentalmente, cómo descansas. Cada noche, mientras el mundo se ralentiza, tu cuerpo y tu mente se embarcan en una sinfonía de reparación, organización, fortalecimiento y renovación.

El sistema glifático limpia tu cerebro, el cerebro consolida tus recuerdos y aprendizajes, las hormonas se regulan, las células se reparan, el sistema inmunológico se fortalece y tu equilibrio emocional se restaura. Todos estos procesos, orquestados en la oscuridad tranquila, son la base de un día lleno de energía, claridad mental, resiliencia y salud vibrante.

La ciencia nos ha quitado el velo del misterio que rodeaba el sueño, mostrándonos con evidencia irrefutable que no es un estado pasivo, sino un motor activo de salud. Comprender el *cómo* detrás de esta magia nocturna nos empodera. Nos da razones científicas sólidas para priorizar esas horas de descanso, no como un sacrificio de tiempo productivo, sino como la inversión más inteligente que puedes hacer en ti mismo, en tu presente y en tu futuro.

Tu salud comienza al dormir. Esta verdad revelada por la ciencia no es solo información; es una invitación a la acción, un llamado a reevaluar tus hábitos, a crear un espacio sagrado para tu descanso, a escuchar las necesidades fundamentales de tu biología. Al honrar tu necesidad de dormir, estás honrando tu cuerpo, tu mente y tu espíritu. Estás construyendo una base sólida para una vida plena, productiva y feliz.

En el PERIÓDICO PRO INTERNACIONAL, que amamos ser el medio que te inspira, queremos que te lleves esta profunda comprensión y la integres en tu vida. Que veas el sueño no como una obligación, sino como una oportunidad diaria para fortalecer tu salud desde sus cimientos más profundos. Es un regalo que te das a ti mismo, con beneficios respaldados por la ciencia que se extienden a cada aspecto de tu ser. Empieza esta noche. Da el primer paso hacia una salud que florece desde el interior, desde el santuario de tu sueño.

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