Lo más poderoso es la intención que le pongamos a las cosas. Cuando buscamos hacer quedar mal a alguien, dañar la reputación de una persona o actuar de forma negativa, es probable que esas energías se vuelvan hacia nosotros mismos. Decirle a alguien que es un mentiroso, un egoísta o un ladrón, a menudo refleja aspectos de nosotros mismos, ya que los demás son un espejo de nuestra propia realidad.
¿Permitimos que otros nos hagan daño? No. Simplemente envía amor a todos, incluso a tus enemigos. Agradece por su existencia. Esto traerá un mundo infinito de bendiciones a tu vida.
No desees el mal; en su lugar, anhela que las cosas se solucionen y que todos vivan una vida llena de felicidad. Observa el lado positivo de las cosas y agradece cada oportunidad que se presente. El simple hecho de estar respirando es motivo suficiente para sentirnos prósperos.
En mi libro «Puedo Morir Mañana» profundizo sobre este tema. Todo en el universo se crea bajo el poder de la intención.
Ahora, cuéntame: ¿qué intenciones tienes tú?
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