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Así es, durante mi campaña política en la aspiración a ser diputado del Valle del Cauca hablé en muchas oportunidades sobre escribir un libro titulado Mi familia es el peor enemigo.

Muchas personas inmediatamente se sentían identificadas ya que de quien uno más espera apoyo es quien más garrote nos da.

La propia manada a veces no cree en lo que eres capaz de hacer. No sé sus familias, pero la mía nunca ha sido un ejemplo. Mucho menos han sido quienes crearon lo que soy hoy. Incluso ni mi madre me desea buenos éxitos en los proyectos que emprendo. Para ella siempre son muy riesgosos o no van con su forma de pensar. Pero ¿a mí qué me importa? Ella no me dará lo que yo sueño.

Desde niño siempre hice todas mis tareas solo y nunca me celebraron ciertas cosas. Solo cuando han visto los reconocimientos públicos acuden a mí para felicitarme. Pero igual no son parte del proceso, así que por mi parte pocos tienen mi respeto y pocos disfrutan de mis beneficios.

He aprendido que a veces el familiar lejano o el más desconocido es quien me apoya.

Esto lo digo con agradecimiento ya que ha formado mi carácter tan perfectamente que no le tengo miedo a nada, puedo llegar a ser tan frío que ningún comentario o amenaza me amedrentan.

De las únicas personas que sí puedo agradecer su apoyo incondicional ha sido mi padre, que en paz descanse. Porque siempre me amó tal y como era, a pesar de no tener mi visión, o quizás sin entender mi perspectiva o mis proyectos, siempre me dijo: “Pues hijo, si usted cree que eso es lo que quiere y siente que le va a ir bien, hágalo”.

Me apoyó económicamente en mis inicios, a pesar de que rápidamente me hice próspero. En medio de los altibajos, mi padre estuvo ahí; incluso me decía: “Mijo, no trabaje que usted no tiene necesidad” solo por tenerme a su lado. Y jamás intentó humillarme, cobrarme o sacarme en cara los esfuerzos que tuvo conmigo. Mucho menos me atacó con mis debilidades.

Un gran ser humano José Herney.

Humilde a pesar de ser muy chicanero.

El caso es que no podemos esperar nada de nadie, hay un gran mundo de posibilidades y el único que puede cumplir tus tareas, eres tú.

Eso lo aprendí desde que tenía 5 años, así que a estas alturas, no me meto con nadie, no comento nada de nadie, pero al que se mete conmigo le puedo enviar directo a la cárcel, porque el que está quieto se deja quieto y todo lo pongo en manos de Dios. Es mi único guía. Pero no desde el fanatismo, como muchos hombres y mujeres ciegos por sus doctrinas no pueden ver en realidad a Dios y vivir una vida espiritual.

Para muchos seré loco, pero esta locura me ha hecho hoy tener el poder de la palabra que impacta la vida de millones de personas, con tan solo 24 años.

Me siento orgulloso y feliz porque si mi familia no hubiese sido mi peor enemigo, me hubiese dejado convencer de la hipocresía del mundo y nunca hubiese saltado la baranda del rebaño que cree que siempre todo debe ser igual y creen que nadie puede ser diferente.

A Jesús lo crucificaron por pensar diferente. A Sócrates igual lo mataron y a muchos otros. Pero hoy tengo a Dios, quien me protege y me cuida de los que uno llega a considerar familia, pero en realidad son enemigos porque uno se convierte en una amenaza al avergonzar sus pobres logros.

Los amo y pido que Dios nos proteja siempre de los enemigos que se hacen pasar por familiares, pido que Dios nos muestre los corazones de todos alrededor para que sepamos a quiénes llevar con nosotros cuando subimos de nivel y a quiénes amar desde la distancia.

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